A una terapia psicológica voy a hablar de mí mismo… las personas que deciden tomar terapia en “Vamos a Terapia” deben estar preparadas para hablar de sí mismas, porque el hablar de sí mismo permite saber de sí mismo y saber de sí mismo permite hacer algo con eso que se sabe. Como consecuencia de muchas técnicas terapéuticas, las personas consultan para que les pregunten, les digan, les informen, les orienten, pero muy pocas consultan para hablar de sí mismas. Es por esto que es importante acostumbrarse a darle palabras a lo que sentimos y pensamos, a los acontecimientos cotidianos; es necesario hablar con otro de aquello que pensamos sobre lo que nos ocurre o sobre lo que nos hacen las demás personas. Lo importante en “Vamos a Terapia” es que te des la oportunidad de hablar de ti mismo.
¿Qué es una terapia psicológica?
Una terapia psicológica es un espacio de indagación de la experiencia de vida, que permite comprender cómo los sucesos vividos han afectado la manera como en el presente se vive, se enfrentan los acontecimientos cotidianos y se establecen las relaciones. El insumo de una terapia es la historia de vida de alguien que consulta y la historia de vida y experiencia profesional del psicólogo. Si bien, se recurre a una terapia para consultar por algunos temas específicos que en lo general son sólo sintomáticos, la terapia trata de comprender por qué ocurren las acciones, pensamientos y emociones de alguien, cómo estas impactan en las relaciones cotidianas y en su desempeño diario.
La terapia psicológica que se ofrece en “Vamos a Terapia” pretende, más que detenerse en los síntomas que cada persona experimenta y que le generan sufrimiento, en rastrear los procesos psíquicos que originan las conductas, los pensamientos y las emociones que generan dolor. Estos procesos psíquicos en la mayoría de los casos no han sido identificados o comprendidos. Por tanto, la terapia psicológica pretende que cada persona entienda un poco más sus procesos mentales, la manera como se relaciona consigo misma y con los demás y de esta forma pueda tomar decisiones, que no serán fáciles, pero le permitirá estar un poco mejor consigo misma. En este sentido, entendemos la salud como la posibilidad de vivir una vida más creativa y constructiva (Mitchell, 1993).
El espacio de terapia que se ofrece en “Vamos a Terapia” está encaminado a tres momentos: inicialmente la persona indaga con el psicólogo los motivos que llevan a consultar para, con el tiempo, ser comprendidos en un marco más amplio pero más preciso, que dará cuenta de los aspectos psicológicos vinculados al sufrimiento que padece. Este primer momento toma varias sesiones ya que el psicólogo no tiene capacidades mágicas o de predicción completa del estado mental del paciente. Es durante las primeras sesiones, a partir de la indagación, de la recolección de información, del tipo de vínculo que establece el paciente consigo mismo, de sus antecedentes familiares y de otros contextos, lo que permitirá establecer un motivo de consulta menos abstracto y que permita entender cómo se articulan los procesos mentales en la experiencia de vida.
Segundo, luego de establecer un diagnóstico consensuado por la persona y el psicólogo se inicia una etapa de indagación y de identificación de reiteradas repeticiones en la vida cotidiana, lo que lleva a establecer una forma particular de actuar a lo largo de la vida y que establece la forma en que alguien vive. Tercero, tenemos muy claro que saber o comprender no son sinónimos de transformación subjetiva o de cambio, por lo tanto, se pasará a una tercera etapa en donde la persona tendrá que empezar con pequeñas modificaciones de su conducta, que le permitan poco a poco moderar o acrecentar aspectos psíquicos necesarios para una experiencia de sí más tranquila y con más capacidad de elegir y crear. Cuarto, se tomará un tiempo donde cada persona consolida aquellos aspectos que ha identificado como necesarios de cambio, para ir adquiriendo un estilo de vida diferente frente a sí mismo y frente a los otros. Si bien, estas etapas las presentamos como separadas y aisladas, realmente se solapan las unas a las otras durante el proceso terapéutico. Las cuatro etapas están presentes en cada momento del proceso, aunque, una de ellas cobra mayor relevancia y urgencia.
Finalmente, en “Vamos a Terapia” no se hace énfasis en síntomas que se experimentan cotidianamente y que generan sufrimiento; para esto existen otros espacios terapéuticos que están construidos teórica y técnicamente para abordar focalmente estas demandas precisas, concisas y sintomáticas. En “Vamos a Terapia” paciente-terapeuta articulan juntos el estado mental que agobia y lleva a consultar y que urge calmar y modificar.
- Freud, S. (1916). Conferencias Introductorias al Psicoanálisis. Amorrortu Ed. Pag. 2408.
- Mitchell, Stephen (1993). Conceptos relacionales en psicoanálisis: una integración. Siglo XXI ed.
Virtual o presencial
La psicoterapia se había realizado tradicionalmente de forma presencial, en la intimidad del consultorio, sin embargo, las dinámicas sociales de la actualidad, las necesidades particulares de los pacientes y la conectividad constante han generado que se contemple la posibilidad de pensar la clínica en el contexto virtual, aunque esto no implica modificar el estilo terapéutico, se hace necesario incluir nuevas formas de comunicación, recursos técnicos, metodologías de trabajo y cambios en el encuadre que se establece entre paciente y terapeuta, sin cambiar la esencia de la intervención terapéutica.
La psicoterapia virtual se ha convertido en una posibilidad para personas que viven lejos de zonas urbanizadas, migrantes que desean consultar con un terapeuta de su país de origen en una búsqueda de calidez; para quienes por diferentes situaciones se les dificulta desplazarse hasta el consultorio y para aquellos que inician de forma presencial, pero ante una necesidad particular y el deseo de no abandonar el tratamiento, deciden continuar en modalidad on-line. Para el terapeuta se convierte en la posibilidad de atender algunas situaciones de crisis o que requieren de inmediatez o urgencia, así como, adaptarse a las nuevas circunstancias sociales. Estas situaciones han llevado a los pacientes a preferir en algunos casos los encuentros virtuales, pero es necesario pensar en conjunto para qué tipo de pacientes la psicoterapia on-line puede ser una opción acertada. Por esto invitamos a analizar diferentes factores que se deben tener en cuenta a la hora de decidir entre modalidad virtual y presencial.
Es cierto que la modalidad virtual tiene muchas ventajas. Una de ellas es que el paciente le permite al terapeuta entrar en la intimidad de su hogar y de otros aspectos a los cuales generalmente no se tiene acceso. Pero, en ocasiones esta decisión de terapia virtual se pone al servicio de la resistencia para ir hasta el consultorio, presentándose interferencias en la comunicación, pérdida de detalles de la comunicación no verbal, de seguridad y confidencialidad, que la plataforma no permite, así como la privacidad del paciente para que no sienta que “otros escuchan lo que está hablando”.
Por otro lado, es importante mencionar que en el contexto clínico no sólo se trabaja con lo que el otro dice, sino con lo que el otro es, el tono de su voz, sus gestos, incluso con la atmósfera del lugar y la relación que se establece entre el terapeuta y paciente. Por esto la decisión de tomar terapia virtual debe ser analizada en conjunto con el terapeuta, porque aunque en el medio se ofrece terapia por correo electrónico, por chat o en plataformas virtuales asincrónicas, en Vamos a Terapia pensamos que el contacto, la calidez humana, el vínculo terapéutico y la elaboración de un lugar seguro, requiere en muchos casos de la presencialidad. Para aquellos casos en los cuales se tome la decisión de hacerlo virtual, en Vamos a Terapia se realiza a través de videoconferencia ya que permite la interacción con un mayor grado de componentes relacionales.