Todos los pacientes idealizamos a nuestro psicólogo porque pensamos, como con todas las figuras idealizadas, que están mejor que nosotros. Lo que es necesario aclarar es que un psicólogo clínico debió primero haber atravesado su propio dolor; debió primero aprender qué hacer con sus propias tendencias psicológicas; debió responsabilizarse de su posición frente a sí mismo y a los otros; debió formarse adecuadamente para hacer lecturas clínicas rigurosas; debió supervisar sus casos durante un tiempo. Esto es lo que lo va a capacitar para poder acompañar a otras personas. En este sentido, el psicólogo simplemente ha sabido qué hacer con su propio sufrimiento y esto es lo que realmente lo ha capacitado para hacer lo que hace. En este sentido, durante una terapia psicológica ocurrirán muchos impases con el psicólogo que hacen parte de una terapia.
Muchas veces puede estar cansado, lo que hace que su capacidad atencional y emocional no esté completamente disponible. En otras ocasiones, no todo lo que dice el psicólogo me puede ayudar o no siempre me va a entender. Las personas suelen molestarse cuando ocurren este tipo de cosas, pero esto hace parte de la relación terapéutica que se establece con otro ser humano. Por este motivo es terapéutica, porque es a través de la relación que se sana. Por lo tanto, los impases con el psicólogo serán parte de una terapia psicológica, lo importante es tener la capacidad de reparar. Reparar los vínculos que han sido rotos por diferentes circunstancias es lo que en la mayoría de los casos ayuda a curar.