Hemos querido aclarar la diferencia entre los tipos de diagnóstico que existen con la finalidad de permitir claridad frente a las explicaciones de porqué ocurre lo que me ocurre. Existen dos tipos de diagnóstico: psiquiátrico y de procesos. El diagnóstico psiquiátrico, que generalmente es el que más disfrutan las personas y más los calma, está referido al uso del DSM V, manual que publica la Asociación Americana de psiquiatría (APA); es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (American Psychiatric Association, APA) que contiene descripciones, síntomas y otros criterios para diagnosticar trastornos mentales. Los únicos autorizados para utilizar el manual son los psiquiatras, pero los psicólogos lo utilizan apoyados en su formación profesional. Este manual identifica síntomas presentados a lo largo de un tiempo establecido por el manual para identificar un tipo de padecimiento psiquiátrico. Es la sumatoria de los síntomas y su relación con otros lo que permite establecer un diagnóstico. Debe dejarse claro que este tipo de diagnóstico no explica el porqué ocurrió un tipo de sufrimiento psicológico. Sólo es diagnóstico.
El diagnóstico psiquiátrico es importante sólo en algunas ocasiones para determinar qué tipo de trastorno se padece y qué tipo de medicamento debe administrarse. Pero, en “Vamos a Terapia” aclaramos que el diagnóstico psiquiátrico no es suficiente por diferentes motivos: 1) Las personas se des-responsabilizan al conocer este tipo de diagnóstico, es decir, como padecen un trastorno específico no se sienten en la obligación de hacer algo con lo que les está pasando para tratar de estar mejor consigo mismo. Lo que más hacen es buscar la medicación psiquiátrica, pero no el compromiso terapéutico de enfrentarse a su padecimiento ya que la medicación psiquiátrica es más rápida y efectiva (temporalmente) que una terapia psicológica. 2) La medicación psiquiátrica controla por ellos el sufrimiento. Uno de los aspectos del diagnóstico psiquiátrico y la medicación, es que las personas prefieren que un agente externo haga el trabajo rápido y fácil que ellos tendrían qué hacer en terapia que es lenta y difícil. 3) El diagnóstico psiquiátrico da tranquilidad porque se suele echar la culpa a la enfermedad mental o al diagnóstico para evitar la tarea de asumir lo que está pasando. Las personas se suelen nombrar como “obsesivas”, “límites”, “ansiosas”, “depresivas” como si hubiera algo que las controlara “mi ansiedad no me deja…”, “mi depresión no me permite…”, de esta manera al otorgarle la responsabilidad a un agente que es más que ellos no sienten la necesidad de hacer algo, porque esto es más fuerte que ellos. 4) El diagnóstico psiquiátrico es eso, un diagnóstico psiquiátrico. En “Vamos a Terapia” trabajamos con psiquiatría cuando vemos necesario que alguien regule sus emociones, pensamientos o conductas temporalmente, para que pueda indagar por su experiencia de vida. Si no hay cierto equilibrio mental la indagación no se da, por esto reconocemos lo efectivo y necesario del diagnóstico psiquiátrico y la medicación, pero consideramos que es sólo un aspecto del proceso de estar bien, los otros aspectos tienen que ver con la terapia psicológica. Es importante aclarar que un psiquiatra no siempre está formado para ser terapeuta, esto en la mayoría de los casos.
El diagnóstico de procesos es aquel que es construido en la relación psicólogo-paciente a partir de los acontecimientos vitales vividos durante las etapas de desarrollo (infancia, adolescencia, adultez), las consecuencias de estos en la vida adulta, el tipo de relación que se establece consigo, con los demás y con el psicólogo. La indagación de estos factores permite que la persona con su psicólogo puedan llegar a varias conclusiones sobre la manera como se organizó su estado mental, el sentido de las acciones que se realizan cotidianamente, de las emociones que experimenta y de las relaciones que establece. Estas conclusiones más cercanas a la experiencia de vida de la persona, a la manera como actúa en su vida cotidiana y a sus contenidos mentales, permite que se pueda tomar algunas decisiones con respecto a qué hacer con su forma de vida, porque finalmente una terapia psicológica es pensar y transformar aspectos de una forma de vida, de una forma de ser. El diagnóstico de procesos apunta a un consenso entre paciente-terapeuta: los criterios, el origen, el porqué y el cómo, sólo son establecidos por ellos dos. Así mismo, ellos dos serán los que recorran el camino para elegir una manera alternativa de asumir el pasado y sus consecuencias en el presente. Es tratar de transformar lo que uno se sigue haciendo a uno mismo, con lo que hicieron de uno.