En “Vamos a Terapia” entendemos que el concepto de salud es bastante amplio porque incluye la salud física, mental y social. Por este motivo, queremos invitar a las familias a reconocer otros aspectos que nos hablan de la salud en la infancia y que son poco valorados por los adultos que ocasiones tienen expectativas, metas, objetivos y exigencias que están por encima del desarrollo del niño o niña.
Nuestra mirada busca que las familias comprendan que un niño saludable expresa, entiende y regula con mayor facilidad sus emociones y sentimientos; nuestro objetivo, más allá de evitar que se sientan tristes, enojados, frustrados o ansiosos, es que tengan la capacidad de poner en palabras y en el juego, eso que para ellos es retador y difícil de asimilar, además de, buscar ayuda cuando sientan que están en situaciones de riesgo, porque un niño saludable también es aquél que se protege del peligro.
Un niño saludable confía, se valora a sí mismo y a los demás con palabras y acciones, socializa, comparte, interactúa y tiene momentos de conexión con aquellos que son importantes para él… Un niño saludable explora, juega, imagina y crea mundos para ser y estar. Por esto es necesario pensar que un niño saludable es el resultado de unas condiciones óptimas en la crianza pero también de unos cuidadores que le permiten al niño expresarse, unos cuidadores que son pacientes, comprensivos, amorosos y que son un lugar seguro en los momentos de caos de sus hijos.
Un niño(a) saludable explora su entorno
Los padres y educadores se sienten preocupados y a veces enojados por la actividad exploratoria que los niños(a) realizan en su vida cotidiana. A veces se encuentra que los padres y educadores prefieren niños(a) calmados, quietos, auto-regulados y cumplidores de la norma. Pero es necesario poder reconocer cómo la actividad intensa de un niño(a) es sinónimo de vitalidad y espontaneidad. La quietud y la auto-regulación excesiva en un niño(a) es sinónimo de adaptación excesiva al mundo y a las personas, lo que lleva al niño(a) a mutilar su espontaneidad. Es por esto que se privilegia siempre un niño(a) que explora, que juega, que socializa fácilmente, a un niño(a) que permanentemente está auto-regulado, que cumple la norma a la perfección, que se asusta fácilmente y permanece así por mucho tiempo ante extraños incluso ante otros niños(a). Una terapia psicológica es la oportunidad para que un niño(a) pueda encontrar la manera de poder expresar auténtica y espontáneamente su mundo interno, sus pensamientos y emociones. Esto le permitirá confiar en sí mismo y la capacidad de enfrentar el mundo social.
En este sentido elige siempre que tu hijo(a) explore y a través de la actividad exprese su mundo interno, en vez de ser excesivamente auto-regulado.