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Una perspectiva integral del desarrollo del niño(a)

El abordaje psicológico del niño ha sido realizado por muchas áreas del conocimiento y por diversos profesionales. En este apartado queremos presentar una visión del desarrollo del niño(a) a partir de la perspectiva de la psicología clínica. En “Vamos a Terapia” nos interesa que los padres conozcan qué es un desarrollo infantil sano, qué es un niño(a) sano.

En este sentido, queremos presentar una perspectiva del niño(a) no desde la enfermedad o la patología sino desde la salud y los logros del desarrollo. Una perspectiva infantil centrada en la corresponsabilidad de los distintos actores encargados de ofrecer las bases y las herramientas para que el niño(a) pueda poner a su servicio todo su potencial humano. Queremos des-responsabilizar al niño(a) de las culpas que últimamente se le están endilgando y que no tienen que ver nada con su desarrollo: “mi hijo(a) no obedece” “mi hijo(a) no se controla” “mi hijo(a) es demasiado hiper-activo y no se queda quieto” “nadie maneja al niño(a), se maneja solo(a) y no obedece”. Estas expresiones dan cuenta de un niño(a) sólo y aislado frente a sus problemáticas psicológicas y sociales, y olvidan que el niño(a) habita un contexto compuesto de figuras de apego y de un sistema parental y familiar que está implicado directamente con su desarrollo. En este sentido hablamos del niño(a) y su familia, porque las problemáticas del niño(a) sólo podemos entenderlas en el contexto familiar y parental.

A partir de lo anterior, en “Vamos a Terapia” no comprendemos al niño(a) de forma aislada sino en su contexto familiar. Es por esto que la terapia infantil es a la vez una terapia familiar. No podemos esperar cambios del niño(a) si la familia no hace también los cambios necesarios para que el niño(a) pueda potenciar aquellos aspectos de su desarrollo que están en riesgo por las experiencias que tiene en su familia o en su contexto cercano. Es por esto que llevar al niño(a) a terapia, es poner a la familia en terapia, es que la familia se comprometa con la terapia y con sus dinámicas familiares.

Vamos a presentar los principales sistemas implicados en el desarrollo infantil y que serán evaluados en “Vamos a Terapia” para permitir una perspectiva integradora del niño(a) y ofrecer una intervención psicológica dirigida no sólo al tratamiento de dificultades del desarrollo, sino a la promoción de áreas del desarrollo para que el niño(a) tenga una experiencia más segura de sí mismo, de sus competencias, pueda experimentarse como un individuo que puede tener un proyecto de vida y confiar en que puede lograrlo. Así mismo, en que pueda confiar en el contexto, inicialmente en su familia porque recibe allí los insumos emocionales, cognitivos y comportamentales para después enfrentar la vida. De esta forma con el paso del tiempo pueda hacerse un ciudadano del mundo.

Vamos a presentar los sistemas a partir de la propuesta de Dio Bleichmar (2005) que está acorde a las perspectivas teóricas de “Vamos a Terapia”:

  1. Sistema de la regulación emocional: Este sistema se refiere a las distintas emociones que experimentan los niños(a) y cómo estas emociones son reguladas. Inicialmente, se espera que sean los padres los que le ayuden al niño(a) a regularse ya que él no trae en el nacimiento unos patrones establecidos de regulación de las emociones. Es en la relación de apego con sus cuidadores donde aprende a establecer la manera como regula sus emociones, especialmente en los momentos de mayor intensidad emocional como miedo o ansiedad. Es con los cuidadores como el niño aprende a saber qué hacer con el miedo, qué hacer con la ansiedad, qué hacer con la rabia.

Es por esto fundamental aprender que el niño(a) no regula solo sus emociones, es en la relación con sus cuidadores que organiza estrategias psicológicas para lidiar con ellas. Uno de los aspectos que más ayuda a los niños(a) a regular las emociones es la “base segura”, es decir, la disponibilidad emocional de los padres cuando está asustado(a), ansioso o con rabia, y el apoyo emocional cuando el niño(a) está enfrentando tareas que le ayudan a sentirse como una persona independiente y capaz de alcanzar logros. La “base segura” es la disponibilidad de las figuras de apego con el niño(a) cuando está viviendo fuertes emociones positivas o negativas.

Un niño(a) que se regula de forma óptima es aquél que puede en la mayoría de los casos (no siempre) tolerar la frustración, el miedo, la rabia y las dificultades en las relaciones con las personas especialmente con las figuras de apego. Si el niño(a) en medio de estas situaciones logra regularse (que no implica dejar de sentir estas emociones) es decir, mantener un tono afectivo que no lo desborde emocionalmente, es porque puede regularse. Vale la pena volver a aclarar, que es en la relación con las figuras de apego, como el niño(a) aprende a regularse ante las situaciones y personas.

Al inicio esto será muy difícil porque en ocasiones los padres quieren que los niños(a) se regulen inmediata y automáticamente. Los niños(a), como no saben regular sus emociones, tienen que aprender poco a poco qué hacer con ellas. Esto tomará tiempo y dependerá de lo que el niño(a) encuentre en su contexto.

  1. Cuándo consultar por dificultades en la regulación emocional de su niño(a): Cuando se observa que en la mayoría de las situaciones y personas que el niño(a) enfrenta cotidianamente hay un estado emocional que lo desborda, llevándolo(a) al descontrol emocional (rabia), al miedo intenso, a la ansiedad intensa, o a una pérdida de la curiosidad, la sociabilidad o la capacidad de prestar atención. Estos indicadores muestran que el niño(a) no puede regularse, lo que implica un análisis para identificar el foco de lo que perturba al niño(a) y tratar de acompañarlo para resolverlo. Es necesario volver a aclarar que el foco de lo que sucede con el niño(a) no está sólo en el niño(a), está en la familia, en lo que sucede en su dinámica familiar o escolar. Si los padres, después de cierto tiempo y edad del niño(a) observan un control emocional no adecuado para la edad del niño(a) es necesario consultar.
  • Sistema del apego: Este sistema se refiere a la capacidad que tiene el niño para sentirse seguro con varias personas que han sido importantes para él a lo largo de su crecimiento. El apego es la capacidad que tiene un niño(a) para confiar en personas con las que se ha sentido seguro y que le han ayudado a crecer. Usualmente, estas personas son los padres, hermanos y a veces abuelos y tíos. El niño(a) los busca cuando se siente asustado, ansioso o enojado. Así mismo, cuando quiere realizar alguna actividad busca estas personas para sentir confianza. Normalmente los niños(a) tienen varias figuras de apego.

El apego le va a permitir a los niños sentirse seguros, con la capacidad de socializar, con la confianza de que pueden realizar distintas actividades y terminarlas y confiar en que cuando está mal puede recurrir en busca de ayuda sabiendo que la van a recibir. Un niño(a) con un apego seguro es alegre, conversador, expresa sus sentimientos, puede empezar y terminar actividades, busca ayuda en los momentos en que está nervioso o pretende iniciar una actividad. Un niño(a) con apego seguro confía en sí mismo.

Las dificultades en el apego son varias y en distintos niveles. En muchas ocasiones los niños(a) con dificultades en el apego son bastante inseguros (más de lo normal). Cuando llegan visitas o personas extrañas a casa pasan la mayor parte del tiempo escondidos. Sufren pesadillas en las noches que hace que teman dormir solos y constantemente se orinan en la cama. Les es difícil realizar actividades porque sienten que no son capaces de hacerlo. Le tienen un gran temor a los padres u otras figuras de autoridad. Pasan gran parte del tiempo preocupados por lo que pueda pasar con los padres, como si se preocuparan por la seguridad y el cuidado de los padres y hermanos. Son extremadamente auto-regulados, en extremo buscan la limpieza y pulcritud, preocupados por verse extremadamente bien y son excesivamente independientes. También, las dificultades en el apego se expresan en los problemas para regular las emociones, sus enojos son violentos o sus inseguridades los hacen excesivamente tímidos. A veces tiene dificultades con el control de esfínteres.

2.1 Cuándo consultar por dificultades en el apego:

*  Si se observa en el niño(a) una extrema inseguridad ante personas desconocidas o ante actividades que son usuales. El niño(a) se pasa escondido y le cuesta adaptarse a los extraños.

* Tiene una excesiva preocupación por el paradero de los padres o familiares cercanos. No descansa hasta saber dónde se encuentran y su ansiedad se incrementa cuando no sabe de ellos.

* Al momento de irse para el colegio u otras actividades que lo alejan del hogar, sus reacciones son extremadamente ansiosas o temerosas.

* Cuando va a realizar alguna actividad escolar o creativa se observa temor que lo lleva a retraerse y no realizarla.

* Se observa en el niño dificultades para socializar. Son muy tímidos para hablar con otras personas o cuando juegan con otros niños(a) se aíslan y prefieren jugar solos.

* A veces en las noches tiene pesadillas que lo lleva a orinarse frecuentemente en la cama. Quiere pasar todas las noches en la cama de los padres.

* Se observa una independencia en el niño(a) donde pocas veces pide ayuda. En ciertas ocasiones se suele usar la expresión “es muy independiente”, para calificar la capacidad del niño(a) para hacerse cargo de sí mismo sin necesidad de pedir ayuda.

* En otras ocasiones presenta conductas extrañas y excesivas ante situaciones cotidianas, como una actitud muy hostil ante un regaño. Se golpea así mismo o daña cosas; es agresivo con mascotas y personas.

  • Sistema de la autoestima: El sistema de la autoestima se refiere a la imagen que el niño(a) tiene de sí mismo y que se observa en las palabras que utiliza al referirse a sí mismo. En relación a las palabras que el niño(a) utiliza consigo mismo se espera que sean palabras de comprensión ante las situaciones difíciles, de tolerancia ante los momentos de frustración y dificultad, y de cuidado cuando el niño(a) se siente en peligro. Se escucha que el niño(a) utiliza palabras amables al dirigirse así mismo (soy inteligente, soy un niño(a) cariñoso, soy muy fuerte). En la relación que establece consigo mismo se espera que las conductas dirigidas a él sean comprensivas, pacientes y tolerantes: cuando está frustrado se calma y busca ayuda, cuando algo le parece difícil busca a los papás o a la profesora para que le ayuden, cuando está enojado expresa su enojo en palabras y se lo dice a las personas. Cuando está triste se lo expresa a los padres para que le den cariño. Se observa que el niño(a) se valora así mismo no sólo en las palabras sino también en sus conductas (cuando se ensucia o hace un reguero busca la manera (tranquilamente)) de limpiarlo. Se observa una actitud de cuidado hacia su cuerpo. Puede disfrutar de actividades placenteras. Juega, es creativo(a) e imaginativo(a) y se observa que domina varias actividades: bicicleta, fútbol. Cuando habla se observa que está seguro de sí mismo.

3.1 Cuándo consultar por dificultades en la autoestima: cuando el niño(a) experimenta momentos de frustración se golpea o se enoja con él mismo. En estos momentos de frustración las palabras que utiliza para referirse a él son negativas (soy muy perezoso, no soy capaz, es por mi culpa). Cuando se enoja se observa que sus reacciones son extremadamente violentas y específicamente se expresa diciendo que es malo(a). Se escucha cotidianamente al enfrentarse a las tareas académicas o del hogar palabras como: es muy difícil esto, no entendí nada en la clase, me cansé muy rápido, no puedo prestar atención. En el sistema de la autoestima se observa que el niño(a) tiene un trato consigo mismo negativo. Usualmente este trato lo lleva a no realizar actividades cotidianas, empezarlas y no terminarlas o sentir mucha ansiedad para realizarlas. En otras ocasiones es impaciente y se observa sentimientos intensos como: envidia, celos. También se observa que el niño(a) constantemente es oposicionista y desafiante. En los momentos de mayor dificultad en la autoestima de los niños(a) se observan comportamientos regresivos como orinarse en la cama o comportarse de una forma infantil, más atrás de la edad que tiene; fuertes temores hipocondríacos en el niño(a) donde eventualmente habla o se siente enfermo después que la medicina no ha observado ninguna afección médica; temores obsesivos de muerte e inhibición cognitiva que lo llevan a serias dificultades para aprender. Rivalidad  con los hermanos o celos.

  • Sistema de la sensualidad-sexualidad: El sistema de la sensualidad/sexualidad se refiere a la presencia en el niño(a) desde su concepción de la sexualidad. Originalmente fue Freud (1992) quién habló de la sexualidad infantil. Antes de Freud, se pensaba en el niño(a) como un cuerpo inmaculado libre de toda presencia sexual. En este sentido se puede afirmar que el niño(a) desde su concepción es un cuerpo sexuado que, en la relación con sus figuras de apego y su contexto, determinará su proyecto sexual. La sexualidad no es un sistema que se determina aisladamente, sino que, es un sistema que encuentra una dirección en el sistema de cuidado de la familia.

La sexualidad será el resultado del intercambio de un sistema fisiológico (endocrino), un sistema relacional (relaciones familiares y cercanas) y de un sistema simbólico (la forma como el niño(a) percibe los estímulos externos). A partir de estos sistemas el niño(a) tendrá un proyecto en su sexualidad, es decir, la manera en que se sentirá así mismo como objeto de deseo de otros y la forma cómo sentirá a otros como objetos de deseo. Es en la infancia donde este proyecto sienta sus bases. Son las relaciones de apego y el contexto cercano los que activan y estimulan condiciones predeterminadas en el niño(a). Es por esto que la sexualidad infantil sólo puede ser entendida en el contexto familiar.

La sexualidad en el niño(a) inicialmente será una actividad de exploración.  Cuando se observa a un niño(a) que explora su cuerpo, se podría afirmar que tiene el mismo placer de jugar con el pulgar en la boca o con el sonajero. En este sentido se puede observar que los niños(a) exploran sus genitales, y que en ocasiones haya erecciones, pero, se observa que el placer que encuentran en ello no se diferencia del placer que encuentran en otra actividad que disfrutan como jugar con una cobija. No existe en ese momento una atención y contenido donde se pueda pensar que sea un acto masturbatorio. Los actos “sexuales” en los niños(a), para hablar de una sexualidad sana, se puede observar que los niños(a) utilizan ésta en términos exploratorios o de excitación en los momentos en que reciben conductas de aseo o cuidado por sus figuras de apego, pero, aunque el adulto considera cierta erotización, se observa que esta experiencia en los niños(a) carece del contenido o significado de una relación sexual. A medida que los niños(a) van experimentando el contacto placentero con las figuras de apego por las rutinas de limpieza y cuidado, va surgiendo en ellos poco a poco un interés (no sexual) por sus órganos genitales. Es una experiencia erótica sin contenido sexual. El  contenido sexual sólo  proviene de los adultos, no del niño(a).

En este contexto es normal o esperable observar en los niños(a), según la edad, conductas exploratorias o masturbatorias específicamente relacionadas con su órgano genital, pero sin un contenido sexual explícito. Y el placer de estas conductas no se diferencia de otras como jugar con un sonajero o cobija.

4.1 Cuándo consultar por dificultades en la sexualidad del niño(a): Como se dijo anteriormente, es en la relación del niño(a) con sus figuras de apego o su contexto cercano que se establece el proyecto de su sexualidad. Ante esto podemos hablar de varios indicadores que pueden llevar a los padres a querer consultar: interés incrementado en temas sexuales o en relaciones sexuales; cuando se observa frecuentemente en el niño(a) conductas adultas como seducción, coqueteo, búsqueda de contacto erótico; conductas masturbatorias continuas donde se observa un claro contenido sexual; se observa hipersexualización en el niño(a); búsqueda de imágenes o videos de contenido sexual. Se observa en el niño(a) que sus conductas no tienen un contenido exploratorio sino sexual y en su relación con los demás buscan un contacto sexual. En estos casos podríamos decir que en  el niño(a) se ha activado la sexualidad por algún factor externo o interno. En “Vamos a Terapia” se indaga qué posibles factores están causando esta sexualización en el niño(a) y cómo hacer para que se reduzca el contenido sexual que está surgiendo, así cómo, qué hacer con esos factores que están desencadenando la sexualizacíon prematura.

Dio Bleichmar, E. (2005). Manual de psicoterapia de la relación padres e hijos. Paidós: Barcelona, 548 p.

Freud, S. (1992). Tres ensayos de teoría sexual y otras obras. Buenos Aires: Amorrortu editores: 314 págs. 

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